2/2/12

1.-Sangre de mi sangre

La noche era cerrada como todas desde que tenia uso de razon y habia podido salir de la cueva por su propio pie. Detras escuchaba el chisporrotear del fuego de la hoguera y a los mayores hablando de viejas historias. Pero ella estaba mas ocupada mirando la pradera que se abria ante ella, nadie podia ver tan bien como ella en la oscuridad, era un secreto. Nadie lo sabia, era como los gatos que ahora hablaban y corrian al otro lado del rio manteniendolos en ese lugar muriendose de hambre
 Los pasos a sus espaldas era algo que ya la parecia familiar, no era su padre, era el viejo contador de historias.
-No te quedes fuera, refrescara esta noche. Es la primera del otoño y pronto las hojas de los arboles comenzaran a caer. La comida escaseara y tendremos que dejar que mueran los mas debiles...
Una suave sonrisa recorre su rostro cuando se levanta y mira al horizonte al ver un grupo de sombras que se mueve al otro lado del rio. Eran de ellos, hubiera deseado correr con ellos para cazar la presa, a su nariz llego el olor de la sangre y su paladar comenzo a salivar mientras imaginaba como sus dientes se clavaban en la carne aun humeante para devorarla. Eso no la convertia en un monstruo habia que sobrevivir y si habia que comer la carne cruda lo haria.
Se giro y volvio al interior de la cueva, era hora de dormir, aunque su estomago estuviera vacio.
Sonrio a sus padres antes de ir a su rincon donde se tumbo para para dormir un poco entre  la paja que ya estaba seca. Habria que tirarla pronto, pero cerca de la cueva no habia ya paja, toda habia sido cortada para tener trigo para el invierno que se acercaba.
La unica cosa que la daba esperanza era  que tal vez en el futuro correria al otro lado del rio para cazar. Todos eran cazadores, todos eran recolectores, todos dependian de todos.

***

Era una noche de luna llena, iluminaba todo. La hierba acariciaba  sus muslos cubiertos solo por por un pedazo de tela curtido de su primera caza cuando tenia 15 veranos. Aun recordaba el sabor de la sangre asi como el del corazon que devoro alli mismo frente a su padre y el resto de su manada. Esta es una de esas noches en las que la caza salia para beber en el rio antes de volver a las colinas para pasar el invierno.  
Olia lo que llegaba por el norte, no se preocupaba por el viento que corria en su contra. Pelo humedo, era un enorme oso, olia  a sangre tambien, a comido hace poco o tal vez la sangre es de hace un par de dias. Notaba en su mano la rugosidad de la madera de la tosca lanza con punta de piedra, su olfato estaba embotado por el olor de la presa pero habia algo mas de fondo. Notaba como si alguien mas los estuviera vigilando, como si alguien mas estuviera alli  con ellos para la caza, pero era absolutamente imposible. Un suave ronroneo le hizo volver a centrar su atencion en la presa que tenia delante y que estaba bebiendo ya del agua del rio. Los musculos en tension antes de comenzar a moverse sigilosamente por entre la alta hierba, manteniendo el cuerpo pegado al suelo lo maximo posible hasta que no llegara el fatal destino.
El oso levanta la cabeza es un mal presagio, los ha olido. Un gruñido, que adelanta todo, con sus lanzas le ostigan, le llevan hasta la trampa.  Pero uno comete el error, demasiado cerca de sus zarpas.
La lanza corta piel, carne, musculo, grasa hasta llegar al corazon atravesando pulmones en el proceso. El gruñido llena la noche, la sangre cae sobre la hierba cubriendolo todo cayendo poco a poco deslizandose por la madera mojando su pelaje, apelmazandose.
Un rugido de victoria cuando cae a suelo cuando se desploma. Los toscos cuchillos cortan la piel que se curtira para los futuros trajes del invierno. El corazon desgarrado devorado alli mismo entre todos los miembros de la caceria como el higado. El resto para la manada y...Gira la cabeza levemente, hay alguien a su lado, lo ha notado toda la noche, los ojos ambarinos que le han acompañado toda la caceria.
Cojio su parte de la carne para transportar, todos se repartian lo que cazaban y volvian a la zona donde habitaban o al menos lo harian durante un tiempo hasta que llegue la primavera.
El fuego del otro lado de la colina le decia que habia humanos al otro lado,  eso era peligroso pero no sabia exactamente para cual de las dos razas.
***

La luna habia salido y sus ojitos negros devolvian la luz de las estrellas mientras asomaba la peluda cabeza con orejas de la madrigera  en la que vivia con el resto de su tribu.
Cerca habia humanos e iban a pagar por lo que habian echo a los suyos cuando no podian defenderse.  Solo tenian que tener cuidado con los gatitos, no eran de los que les habian cazado en el pasado.
Su pelaje mojado por la tierra y por las hierbas los protegerian, mientras sus garras y sus colmillos destrozarian su carne prieta y jugosa que los alimentaria durante un tiempo, bueno parte se pudriria pero podria comerse aun. El invierno seria duro para unos pocos pero no para ellos, puede que dejaran a algunos vivos para que criaran mas para alimentarlos.
Su rugosa lengua recorrio su hocico mientras se relamia pensando en el bocado que tendrian pronto.
El ruido de la puerta rompiendose, tan endeble, no sabia como pensaban que les podria salvar de la muerte que llevaban en sus mordiscos, como tampoco iban a  a protegerles esas endebles armas, ellos eran legion y lo comprobarian en la marea que ya entraba en su cueva.
Los gritos de la gente le llenaban de orgullo e hinchaban su pecho oliendo la sangre y sintiendo el panico de la gente.
En las sombras alguien se movia, una pequeña niña, un bocado tierno para los que oyen a los espiritus y les haria verle con buenos ojos. Sonrio mostrando sus prominentes dientes y salto sobre ella, un chillido y silencio....el viento soplaba llevandose hacia las montañas el aroma de la sangre y de la muerte.

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