30/1/12

La extraña que no conozco II: Salto de fe

Corri  por el pasillo hasta la puerta y la derribo de una patada mirando la sala, estaba vacia, solo habia una ventana abierta, no podia creerlo. Corri hacia ella y se tiró por la ventana del piso 93, dio un salto mortal verticalmente a lo largo del rascacielos. Rápidamente se ajusto a la alterada superficie del campo de batalla y saltó al vacío con una pierna flexionada, y con la otra pateó a su agresor directamente en el pecho.
   Mi enemigo se resbaló, pero recuperó la posición en segundos, renunciando a cualquier intento por apoyarse en el cristal resbaladizo del edificio que se encontraba debajo de él. En cambio, balanceándose en el aire, hizo un ademán a alguien que estaba detrás de mi. Un vistazo a las ventanas que se hallaban bajo mis pies  lo confirmó  la presencia de dos enemigos más. Con la parte de atrás de la chaqueta empapada de sudor, sacó un par de pistolas de las fundas sujetas con una correa alrededor de sus muslos y giró con rapidez, las armas a punto, tratando de conseguir un poco más de espacio.
   El cielo se desdibujaba en un arco iris luminoso a medida que  giraba; la oscuridad de la noche tornaba más vividas las luces que entraban a raudales. Proyectadas hacia el mundo humano en el ámbito callejero, provenían de una flota de proyectores de publicidad móvil. Ondas de vídeo, holográficos, láseres multicolores: todos trataban de vender una cantidad aparentemente interminable de deseos y curas. Las luces incomodaban y distraían a sus adversarios, a sus presar pero se había entrenado en el exterior lo suficiente, para poder ignorarlas cuando fuera pertinente.
Los tres adversarios que se movían a su alrededor estaban, armados con navajas, y ya sabía por experiencia que eran poderosos y hábiles. Bueno, el tamaño y la cantidad no iban a poder contra la fuerza y agilidad inherentes a su sangre, de modo que, en el peor de los casos, estaban igualados. Se centró y se movió para matar, dirigiendo una ola de golpes a los tres hombres mientras danzaba por el aire.
   Hasta que uno sacó un arma de la pistolera del hombro y disparó. Sorprendida, se aleje tambaleándome y golpeó con la rodilla la parte superior de una valla publicitaria precipitandome al vacio.

Conduzco alejandome, me paro en el cruce y apago el motor, no puedo hacerlo, no puedo matarle. No sabe quien soy, no sabe que hago realmente, no...Un golpe seco en mi capo, abro los ojos y miro hacia el frente hay alguien alli, una gabardina negra, un traje oscuro y un bulto en su mano derecha, se acerca a mi ventana, pidiendome que la baje. Se quien es, se por que le envian, se por que hara eso, se por que me matara, pero aun tengo una posibilidad si no se da cuenta y mantengo la sonrisa.
-¿Que desea?- dijo al bajarla, cuando vio el cañon de la pistola apuntandome, solo sonrió  y nego -hazlo ahora, tenias que haberlo echo antes de que te viera la cara.
Es lo unico que dijo antes de que sus ojos brillaran un segundo y se lleve la mano a la cabeza, mientras le sangra la nariz, cae al suelo y no respira. Arrancó el coche y se alejo por la calle hacia las colinas, acelerando a medida que salgo de la ciudad, una mala curva y el coche cae de nuevo al precipicio, un par de vueltas de campana y estalla. En la carretera solo quedaba un cadaver que desapareceria como aparecio, sin dejar rastro, asi trabajaban en la Organizacion.

Primera plana en el periodico, un misterioso accidente y un cadaver calcinado una mujer. Pasos en el pasillo del hospital y golpeando en una puerta con los nudillos con suavidad. Con gafas de sol y con el pelo recogido en una trenza, vestida con ropa sencilla, zapatillas de deportes y chaqueta vaquera.
.-Hola, tengo un problema y creo que me vas a tener que ayudar Peter. No se quien soy, solo se que Jane era un nombre que me gustaba, puedes seguir llamandome igual, por que no existo.

29/1/12

La extraña que no conozco I

Un coche corre por la carretera a toda velocidad, una melena morena es movida por el viento mientras habla por el movil con alguien entre risas. Algo en mitad de la carretera y un volantazo, derrapa y se sale callendo por el lateral hasta chocar con un grupo de ropas. Estalla todo en llamas, otro coche para en la carretera y baja a ayudar. Una ambulancia que se lleva un cadaver al hospital mas cercano.
Rostro irreconocible, huellas destruidas por el fuego, solo se sabe que es una mujer, curan sus quemaduras como pueden, pero doleran el resto de su vida si no lo arreglan. En coma en la cama del hospital, no tiene pasado, no se sabe quien es, nadie ha denunciado su desaparicion.
Han pasado casi diez meses desde el accidente, ha abierto los ojos son de un profundo color ambar, casi no puede hablar por el dolor y las quemaduras de su garganta, no recuerda quien es, no sabe que hace aqui. Ha ocurrido algo extraño cuando la interrogaba la policia, los objetos de su habitacion han estallado, al menos los de cristal mientras se llevaba las manos a la cabeza con gesto de dolor. No sabe como lo ha echo, hoy oficialmente se ha convertido en Jane Doe. Ha comenzado su rehabilitacion con dificultad, pero se levanta de la cama, posiblemente pronto recupere la memoria y pueda decirnos quien es.
Hoy al venir al hospital, la traiga flores y no estaba en su cuarto, las enfermeras me han dicho que la han trasladado de hospital, alguien la ha reconocido. He llamado pero no existe ese hospital, temo que la hayan secuestrado o que ..

Los pasillos del hospital son frios, hoy estan frios. Camino por su semipenumbra hacia el mostrador de la planta, saludo a un par de enfermeras mientras intento que las carpetas que hay bajo mi brazo no caigan al suelo.
Hoy hace un año de su desaparicion, hoy hace un año que no se nada de Jane, no se si recordo quien era, no se si recupero su rostro o tiene uno nuevo. Me gustaria saberlo, pero es imposible desaparecio sin dejar rastro.
-Doctor hoy ha terminado muy tarde- la voz de una de las enfermeras me saca de mi ensimismacion mientras firmo en el libro de salidas, solo puedo sonreir antes de  contestarla - Digamos que ha sido una noche de urgencias movidas y como nadie me espera en casa-

Salgo al parking esta atardeciendo he tenido mas horas de las que puedo imaginar, saco las llaves de mi coche cuando oigo algo y me giro, un coche entra en el parking y una voluptuosa mujer se baja de el, me sonrie y da un paso callendo al suelo con el tacon roto mientras maldice a la vez que su falda se desgarra un poco.

-No se preocupe, en el hospital si la ha pasado algo se lo curaran. - me sonrie y se pone en pie apoyandose en mi negando y volviendo al coche
-No se preocupe doctor Conell estoy perfectamente, solo queria darle las gracias por cuidarme y por las flores todos los dias es lo unico que oigo antes de que arranque y se marche, la matricula de su coche no se ve por las luces traseras y la mala iluminacion

-Jane- surgio de sus labios, serian sus ojos, pero no es su rostro, no era su verdadero rostro.

I.-Valkiria

 Si morimos  sera por la gloria, no por el oro. Aun recuerdo cuando  escuche esas palabras, solo era una jovencita que estaba viendo al mismísimo Thor a punto de entablar combate con un  gigante, pero no era así. 
Decía que era un héroe, decían que acabaría con el mal que nos atenazaba desde hacia mas de dos generaciones. Llevándose a las jóvenes antes de ser desfloradas, solo a las que como yo tenían el pelo rojo, como el fuego del sol al atardecer. 

Llevaba un vestido blanco sin símbolos, mas que los de mi padre el jefe de la aldea. Un simple collar de oro sin mas símbolo que el del propio Thor. Sentada en un banco junto al fuego con la cabeza cubierta para que nadie viera el sino que se me había impuesto.
Sus ojos azules, me miraron un solo segundo cruzándose con los míos, mientras bordaba la única prenda que podría dar a mi hermano mayor antes de morir. Sabia que en próximas noches vendrían a por mi en la oscuridad de la noche y nadie haría nada para salvarme. Por eso sus palabras me dieron esperanza, vana esperanza.
Esa noche una visita en mi ventana, él con una sonrisa y con la promesa de salvación a cambio de poder desposarme, de llevarme a su tierra.
Ilusa de mi accedí, que poco sabia de lo que había pasado y de lo que pasaría esa misma noche solo unos instantes después cuando dormía en mi lecho entre las pieles esperando un nuevo día.
El frió, la humedad, la oscuridad. No sabia ni cuanto había pasado, solo que estaba en un sitio que no conocía. El ruido de las olas rompiendo llego a mis oídos, como la espuma del mar me salpicaba despertándome. Maniatada sobre madera ennegrecida, con más mujeres de cabellos rojos .
Ruido de combate, gritos, como me salpica algo pegajoso, como me arrastran, como caigo al mar, como me hundo, como dejo de respirar. Como una voz me susurra que pronto me salvaran.
Como despierto en un lugar donde no conozco, con un hermoso vestido y como se abre la puerta de madera dorada, entra el hombre cuyos ojos me enamoraron aquella noche, que me engañaron como lo habían echo con todos hasta ese momento.
Como sus manos acarician mi pelo y hablan de oscuros designios de sus oscuros dioses. De profecías que no conozco, de runas escritas con sangre sobre pergaminos de piel humana.
Se que voy a morir, pronto moriré, me entregaran a sus crueles dioses, dicen que soy la que les apaciguara y la que le dará poder.
He oído los gritos de las mujeres, como algo brama, como algo restalla en la oscuridad. La mirada de esa anciana cuando me ve cada día, mientras trenza mi pelo con hilos de oro.
Si no tuviera este color de pelo no estaría aquí. Odín, Frida ayudadme. Thor dame tu fuerza y que tu cólera los aniquile en esta noche de tormenta, que mi padre y mi hermano nos encuentren que los destruyan y los conviertan en cenizas...

Un relámpago ilumina la noche, mis ojos me engañan, creo que veo una vela a lo lejos. Nadie saldría con este clima, nadie en su sano juicio desde luego.
Me sacan de la habitación arrastras, me llevan sobre un caballo, sobre un semental. Sus maliciosas sonrisas me observan como sus ojos. Engendros, hijos de mil relaciones endogamicas, deformes algunos, monstruos, abominaciones.El poste de madera, tan negra como la del barco que me trajo. Cadenas a sus pies para atarme y entregarme a ese ser que solo he oído en mis pesadillas, cuyo aullidos me despiertan en mitad de la noche y que me esta llamando.
Encadenada al poste sobre el abismo sin fondo, mientras un semental negro como una noche sin estrellas es sacrificado, su sangre le llamara y me devorara. Le escucho, se que estará pronto aquí y me llevara con mis antepasados a los atrios del Walhala.
Una enorme figura, de escamas rojo y cobre surge, suspendida en el aire con un par de alas membranosas. Dragón...mi mente lo llama así, pero algo me dice que no es lo que debería ser.Sus ojos rojos me miran mientras su fétido aliento llega a mi rostro haciendo que mi sangre se hiele, que mi propia respiración se pare solo un segundo antes de sentir como algo pasa silbando a mi lado, como brama de dolor y como sus garras rasgan mis cadenas y me arrastran con el en su caída. Mis ojos solo pueden ver a mi hermano con una cicatriz en su rostro que grita intentando que no caiga. Solo sonrió y susurro Gracias... No se por que esta allí, no se como me ha encontrado, hay tantas dudas en mi mente mientras caigo y mientras me protegen.
Pero no morí,esa cosa me protegió con su cuerpo malherido y me ayudo a irme de allí, no era tan monstruo como lo eran los hombres que lo intentaban dominar sacrificio tras sacrificio. Con magia ancestral cambio el color de mi pelo por otro que aunque llama la atención me gusta tanto o mas que el anterior, mechas cobre cruzan mi pelo rojo sangre y un mechón dorado como el oro en mi lado derecho como un recordatorio. Recordatorio de sus palabras, que resuenan en mi mente una y otra vez. Te amo.

Una lagrima se derrama por mi mejilla mientras el fuego devora su inmenso cadáver. Las mortecinas llamas me iluminan poco a poco, mientras observo envuelta en mi capa como es devorado poco a poco y una lagrima se desliza por mi mejilla para fundirse con la nieve.Casi muero por un monstruo, casi me salva un dios, vivo gracias a un ser que no debían haber juzgado por su aspecto pues era más noble que el más noble de los héroes y era más bravo que todo un ejercito.
Ahora mi destino tocada por la sangre de ese ser, inmortal, como los mismos dioses, con la furia de mi ira que esta corriendo por mis venas y con la pasión que solo una mujer que espera encontrar su lugar estoy aquí esperando a criar lo que nacerá de mi interior, mi pequeño lobezno...